Con el actual ritmo de cambios en todos los ordenes de la vida empresarial, no cabe duda que la función de compras está sujeta en su forma de entenderse y de llevarse a cabo a estos cambios. La organización de la función de compras ya no se puede entender de la forma tradicional que se ha venido ejerciendo así como la formación que los nuevos medios precisan.
Hay varias cosas que los compradores de hoy no pueden permitirse el lujo de llevar a cabo sin afectar al desempeño y beneficio de sus empresas. Puesto que compramos aquellos productos y servicios que no elaboramos internamente, es necesario entender a los proveedores como una parte de nuestra empresa (si bien es cierto que cada parte debe estar en su sitio) que hace que nuestros productos tengan éxito en el mercado. En la medida que nuestros proveedores mejoran en innovación, eficiencia y competitividad, nuestros productos lo harán. Se hace necesario que el comprador se actualice en diversas áreas que afectan a su desempeño y que mejoran los resultados de su organización.
Lo que no debe hacer el comprador.
El comprador de hoy no debe permitirse el lujo de negociar con sus proveedores desde la arrogancia y superioridad. No debe imponer sus condiciones desde un púlpito. No debe creer que es quien más sabe de un determinado mercado o producto. No debe anteponer desavenencias y preferencias personales. Y no ha nacido con una habilidad negociadora innata.
Hoy en día son las personas, con sus conocimientos y habilidades las que hacen las organizaciones más competitivas y eficientes, también en la función de compras.
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